El motor nada más costó alrededor de $15 mil. Es de ocho cilindros, con 300 caballos de fuerza. Y la mecánica del Impala de 1966, tipo “low rider” y color cobrizo brillante, que Tego Calderón restaura en el taller de Ángel Luis Martínez, del barrio Cambute de Canóvanas, es muy sofisticada.
Con múltiples modificaciones para que Tego y su familia transiten seguros por las carreteras del País, el carro, con carburador de cuatro bocas, ignición electrónica, sistema de serpentina, generador de un solo cable, con aire acondicionado y otros aditamentos, es la fiebre del intérprete urbano que actualmente se encuentra inmerso en su nueva grabación.
“Mi ‘low rider’ es tipo Los Ángeles, hidráulico. Es una fiebre que me dio. Lo compré en Gurabo, en algunos $3 mil, hace ya como tres años. Ya lo pintamos y ahora estamos en las cosas del motor”, dijo Tego al mostrar su vehículo.
No, no es un auto para “fiebrar” a alta velocidad. Tego aclara que es para “chulear” y “janguear”.
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