
Se trata, dicen los científicos, de tomar medidas en la infancia para que los niños no desarrollen el gusto por las carnes ahumadas, saladas o curadas.
El consumo de grandes cantidades de estos productos durante décadas puede aumentar el riesgo de cáncer de colon y recto, agregan los investigadores.
En años recientes se ha podido demostrar el vínculo entre el consumo de carnes procesadas y el cáncer colorectal en adultos.
Y algunos estudios afirman que miles de casos de esta enfermedad podrían evitarse si toda la gente limitara su consumo de estos alimentos a 70 gramos a la semana, el equivalente a tres rebanadas de tocino.
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